Marca

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Una identidad adaptada a la nueva era

Desde el punto de vista de la marca, la identidad corporativa de Bankinter había evolucionado mucho durante los últimos años en el entorno tradicional y no tanto en el digital, que seguía bajo los parámetros establecidos en el proceso de rebranding de 2005. Precisamente por ello, el año pasado se procedió a una armonización de la imagen del Grupo en todos los aspectos de su actividad digital, dotándola de mayor coherencia en beneficio de conseguir que la experiencia online y offline del cliente fuera única y consistente.  

Los avances conseguidos a este respecto requirieron un trabajo previo para homogeneizar las aplicaciones del banco, que se habían ido creando sin un patrón estructural claro, siguiendo los impulsos de las exigencias del negocio. Uno de los principales retos fue definir un árbol de decisión común con tres parámetros, cada uno de un color distinto, de modo que al cliente le resultara muy sencillo familiarizarse con ellos. También se unificó el movimiento de las aplicaciones, haciéndolo en general más pausado.

Por lo que se refiere a la identidad visual, los responsables de Marca plantearon una paleta de colores más amplia, susceptible de funcionar en todos los entornos y siempre accesible. Naturalmente, el cambio debía realizarse de una manera sutil, para que no se produjeran disrupciones y que todo siguiera respirando el estilo que distingue corporativamente a Bankinter desde hace ya más de diez años.

Una palanca importante dentro de la identidad corporativa de Bankinter es su propia y distinguida tipografía evolucionada junto al resto de elementos de identidad para adaptarse al tamaño de  los nuevos dispositivos móviles; se procedió a introducir algunos retoques, aunque manteniendo sus rasgos esenciales. Lo más destacado fue la eliminación de los pequeños adornos que remataban las letras (serifas), que al adquirir contornos más redondeados permiten una mayor legibilidad.

Los cambios irán implantándose progresivamente en todos los ámbitos, desde las aplicaciones hasta la señalética de las instalaciones y, por supuesto, a las oficinas de Portugal. El mercado portugués concentró en 2016 buena parte de los esfuerzos de Marca, ante la necesidad de sustituir la anterior identidad corporativa. 

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