Resumen del año

Análisis de contexto

Resumen del año

Análisis de contexto

Entorno económico

El año 2016 volvió a evidenciar el diferente momento económico que viven los países desarrollados y los emergentes. Mientras que el ciclo económico se consolidó e incluso ganó tracción en las economías avanzadas, las emergentes siguieron acuciados por importantes desequilibrios. 

En Europa el ejercicio estuvo marcado por importantes retos geopolíticos que provocaron dudas sobre el ciclo económico. El más importante sin duda fue el referéndum sobre el Brexit. Inicialmente, por la incertidumbre generada ante este proceso y, después, por el resultado de la consulta. Pese a ello, la economía europea se mostró muy resistente y el PIB del tercer trimestre del año creció un 1,7%. A este desenlace contribuyeron de manera importante los bancos centrales. La determinación del Banco Central Europeo y del Banco de Inglaterra de seguir dando apoyo a la economía a través de políticas monetarias acomodaticias resultó un factor de respaldo clave. En este sentido, ambos organismos decidieron no sólo recortar sus tipos directores, sino también potenciar sus respectivos programas de compra de activos. 

En el plano local, España se situó de nuevo a la cabeza del crecimiento de los países desarrollados. Pese a los importantes retos políticos, la economía creció un 3,3%. La buena evolución de la demanda interna y de la inversión empresarial fueron claves, sin olvidar la mejora del mercado laboral. El número de desempleados se redujo en 390.540 y los afiliados a la Seguridad Social aumentaron en 540.655 personas. 

El crecimiento de Estados Unidos volvió a ser sólido. En el tercer trimestre el PIB aumentó un 1,7%. Además, se consolidó la buena marcha del mercado laboral. La tasa de paro cayó hasta el 4,7% en diciembre de 2016, frente al 5% de finales de 2015; niveles que se pueden considerar pleno empleo. Todo ello vino acompañado por unos costes de financiación reducidos. La Reserva Federal subió su tipo director tan solo en una ocasión y a cierre de año. En concreto, lo elevó en 25 puntos básicos en su reunión del 14 de diciembre, hasta un rango de 0,50%-0,75%.

Las economías emergentes continuaron sufriendo. La falta de reformas estructurales, los bajos precios de las materias primas y la importante apreciación del dólar se convirtieron en importantes retos, especialmente para aquellos países con un mayor porcentaje de deuda emitida en dólares o mayor dependencia en los ingresos fiscales provenientes del petróleo. El PIB continuó contrayéndose en Brasil (–2,9% en el tercer trimestre) y Rusia (–0,4%). En China la economía siguió mostrando gran dependencia del crédito y el PIB creció un 6,7%. En este contexto complicado la excepción positiva fue India. El gobierno reformista y la caída del precio del crudo durante la primera mitad del año ayudaron al país a registrar una tasa de crecimiento del 7,3% en el tercer trimestre. 

En conclusión, el ciclo económico global evolucionó a un ritmo moderado gracias a los progresos de los países desarrollados mientras que los emergentes continuaron siendo el eslabón más débil de la cadena.

Tipos de interés y divisas

La política monetaria se caracterizó por su divergencia entre las principales economías desarrolladas. Mientras que en Europa los bancos centrales continuaron con políticas claramente expansivas, la Reserva Federal inició el endurecimiento de su política monetaria en EE.UU. Eso sí, de manera lenta y prudente, al implementar sólo una subida de un cuarto de punto de su tipo director a lo largo del ejercicio. 

En 2016 el temor a entrar en un ciclo deflacionista se redujo a medida que avanzaba el ejercicio, si bien la inflación se mantuvo en niveles muy bajos. En la eurozona se situó en el 1,1% en diciembre. Esto permitió que el BCE continuara con su política de estímulos monetarios. En marzo, la entidad no sólo amplió su programa de compra de activos, sino que además recortó el tipo de intervención. En concreto, redujo el tipo director en 5 puntos básicos hasta el 0%; el de depósito, en 10 puntos básicos hasta el -0,40%, y el marginal de crédito en 5 puntos básicos hasta el +0,25%. Estos niveles se mantuvieron inalterados hasta el cierre del ejercicio. Además, el BCE anunció la inclusión de determinados bonos corporativos no bancarios en su programa de compra de activos y lanzó el programa de TLTRO II (operaciones de refinanciación a largo plazo) con un importe potencial máximo de 1,7 billones de euros, que equivale a casi 1,6 veces el PIB español. El Banco de Inglaterra también optó por una política monetaria laxa para contrarrestar las eventuales consecuencias del Brexit. Así, recortó el tipo director, hasta +0,25% desde +0,50%, aumentó el paquete de estímulos (desde 375.000 hasta 435.000 millones de libras) y amplió la compra de activos a bonos corporativos por importe de 10.000 millones de libras.

El ciclo económico global evolucionó a un ritmo moderado gracias a los progresos de los países desarrollados mientras que los emergentes continuaron siendo el eslabón más débil de la cadena.

En los países emergentes la tónica fue bien distinta. Pese a los altos niveles de inflación en ciertos países, los bancos centrales se vieron obligados a recortar tipos para contrarrestar la debilidad económica. Así, en Brasil su tasa de referencia pasó del 14,25% al 13,75%, mientras el tipo director en Rusia bajó del 11% al 10%.

En el mercado de divisas destacó la apreciación del dólar motivada por la expectativa de subidas de tipos por parte de la Reserva Federal y la mejora de las perspectivas económicas. Su cotización frente al euro pasó de niveles cercanos a 1,09 al cierre de 2015 hasta 1,052 a finales de 2016. Sin embargo, la peor evolución entre las divisas de países desarrollados fue la de la libra. Tras el resultado del referéndum del Brexit, la divisa británica experimentó una importante depreciación. En concreto, cayó un 13,6% durante el ejercicio. Por su parte, el yen se ajustó a su rol como divisa refugio. En la primera parte del año se apreció ante un escenario más incierto mientras que la mejora de perspectivas al final de ejercicio operó en sentido contrario. En cualquier caso, el mercado de divisas estuvo marcado por una importante volatilidad. Como muestra, el dólar llegó a tocar 1,16 contra el euro en mayo mientras en diciembre se situó en 1,03 y el yen pasó de 132,3 frente al euro en enero a 109,5 en junio tras el Brexit.

Bolsas y mercado de bonos

La evolución de los principales índices bursátiles a lo largo de 2016 se caracterizó por la volatilidad. El arranque de año fue muy negativo para la gran mayoría de ellos mientras que el cierre estuvo marcado por un significativo repunte de rentabilidades. En el acumulado del año, en el lado negativo se situaron el CSI 300 chino, con un retroceso del 11,3%, y el Ibex-35, con una caída del 2%. En el lado positivo el Bovespa avanzó un 38,9%. Pese a la difícil situación económica en Brasil, la expectativa de un cambio en el Gobierno impulsó las cotizaciones. El FTSE 100 se revalorizó un 14,4%, pese al Brexit, si bien la depreciación de la libra (que cayó un 13,6%) anuló prácticamente en su totalidad ese avance. El S&P 500 se anotó un 9,5%. En conjunto, las rentabilidades de la renta variable mostraron una importante capacidad de resistencia frente a los riesgos geopolíticos. 

La evolución en el mercado de renta fija tampoco estuvo exenta de volatilidad. El difícil arranque de año mantuvo sostenida la renta fija hasta bien avanzado el ejercicio. El programa de recompra de bonos del BCE contribuyó de manera significativa a esta evolución. Sin embargo, la última parte del ejercicio vino acompañada por una importante mejora de perspectivas económicas. Esto, junto con el repunte del precio del crudo hacia finales de ejercicio, provocó un aumento en las expectativas de inflación. El resultado fue un importante repunte de la rentabilidad de los bonos, lo que se tradujo en caídas de precios. Esta tendencia fue más acusada en los vencimientos a más largo plazo, lo que provocó un sensible aumento de la pendiente en la curva de tipos de interés.

La siguiente tabla refleja la evolución de las principales bolsas mundiales en 2015 y 2016, siempre en divisa local.


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