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Riesgo de liquidez

El riesgo de liquidez estructural se asocia a la capacidad de la entidad para atender las obligaciones de pago adquiridas y financiar su actividad inversora. El banco realiza un seguimiento activo de la situación de liquidez y su proyección, y previene las actuaciones necesarias tanto en situaciones normales como excepcionales debidas a causas internas o a los comportamientos de los mercados.

Las medidas utilizadas para el control del riesgo de liquidez son el seguimiento de la evolución del gap o plano de liquidez y el análisis de la situación específica de los saldos resultantes de las operaciones comerciales, de los vencimientos mayoristas, de los activos y pasivos interbancarios y de otras fuentes de financiación. Estos análisis se realizan tanto en condiciones normales de mercado como simulando distintos escenarios.

En 2016 el gap comercial (diferencia entre inversión y recursos de clientes) del negocio en España se redujo en 3.361 millones. En consecuencia, el porcentaje de la inversión crediticia que está financiada por recursos de clientes pasó del 83.5% al 91.4%. Consolidando Portugal, el porcentaje se sitúa en el 90,4% y la disminución del gap comercial queda en 2.479 millones. La gran solidez de la situación de liquidez se evidencia con el hecho de que solo se realizó una emisión de cédulas hipotecarias por 350 millones euros. 

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